viernes, 2 de enero de 2015

"Un incendio imperfecto" de Ambrose Bierce

"Un incendio imperfecto" Ambrose Bierce

El siguiente relato puede ser encontrado en la antología "El club de los parricidas" ó en "Cuentos negros Ambroce Bierce" editorial Alianza. El cuento inicia en extrema res ( ya sabemos el final) Una mañana temprano de junio de 1872 asesiné a mi padre, un acto que por entonces me afectó profundamente , por lo cual sólo leeremos la forma del asesinato.
Al relato no le sobran o faltan palabras; en mi opinión , cumple para ser considerado un "relato perfecto".
En final es lo que le da el nombre al cuento; sólo eso puedo decir. Espero lo disfruten.

"Un incendio imperfecto" 

Una mañana temprana de junio de 1872 asesiné a mi padre,un acto que por entonces me afectó profundamente. Esto sucedió antes de mi matrimonio, cuando aún vivía con mis padres en Wisconsin. Mi padre y yo nos encontrábamos en la biblioteca de la casa, repartiendo el botín de un robo que habíamos cometido esa misma noche. El botín consistía , en su mayor parte , en enseres domésticos, con lo cual una división equitativa no era fácil. Estuvimos de acuerdo en cuanto a las servilletas, toallas y cosas similares, y la cubertería de plata fue repartida también sin mayor problema, pero, como se puede imaginar , cuando se trata de dividir una única caja de música en dos, sin que sobre nada, surgieron las primeras dificultades. Fue aquella caja de música la que trajo el desastre e infortunio a nuestra familia. Si la hubiésemos dejado estar, mi padre seguramente estaría vivo todavía.
Se trata de una preciosa y exquisita obra de artesanía -adornada con maderas nobles y curiosamente talladas- . No sólo emitía gran variedad de melodías , sino que además silbaba como una codorniz, ladraba como un perro, cantaba como un gallo todas las mañanas, incluso sin darle cuerda, y recitaba los diez mandamientos. Fue este último portento lo que cautivó el corazón de mi padre y lo impulsó a cometer el único acto deshonroso de su vida, aunque probablemente hubiese cometido otros si yo le hubiera pasado ése ´pr alto; trató de ocultarme la caja de música, aunque yo sabía perfectamente que , por lo que al él respecta , el robo había sido planeado sobre todo con objeto de coseguirla.
Mi padre tenía la caja de música escondida bajo su capa; habíamos utilizado esa prenda a modo de disfraz. Me había jurado solemnemente que no la había cogido. Yo sabía que sí, y sabía también algo que él , obviamente , desconocía : estp es, que la caja cantaría con la luz del alba y desvelaría la verdad si yo consegupia prolongar el reparto del botín hasta esa hora. Todo ocurrió tal cual yo lo había planeado : cuando la lámpara de gas empezó a palidecer en la biblioteca y la forma de las ventanas comenzó a dibujarse tras las cortinas , un largo quiquiriquí surgió de debajo de la capa del caballero, seguido de algunos compases de aria de Tannhauser, y terminando con un sonoro clic. Sobre la mesa de la biblioteca había una pequeña hacha que solíamos utilizar para colarnos en la vivienda elegída; yo la cogí. El pobre anciano, dándose cuenta de que ya de nada le servía esconderla por más tiempo, sacó la caja de música de su capa y la depositó sobre la mesa.
- Pártela en dos si así lo prefieres- me dijo - . Yo sólo intentaba salvarla de la destrucción. Mi padre era un apasionado amante de la música y tocaba la armónica con gran sentimiento y expresividad.
Le dije:
- No pondré en duda la pureza de sus motivos; estaría muy mal por mi parte querer juzgar los motivos de mi padre. Perolo los negocios son los negocios, y voy a poner fin con esta hacha a nuestra colaboración en el futuro, a menos que usted acceda a llevar colgando un cascabel en todos los robos que realicemos a partir de ahora.
-No- dijo, después de reflexionar unos instantes -, me sería imposible hacer eso}, sería como admitir mi falta de honradez. La gente diría que desconfías de mí.
No pude menos que admirar su sensibilidad y sentido ético; por un momento me sentí orgullozo de él y estuve tentado a pasar por alto su falta, pero un vistazo a la preciosa caja de música decidió y , como ya he explicado , ayudé al anciano a abandonar este valle de lágrimas. Una vez que acabé con él, me sentí una pizca inquieto. No sólo era mipadre - el que me habiía dado la vida- , sino que su cuerpo sería sin duda encontrado. Era ya pleno día y mi madre podía entrar en la biblioteca en cualquier momento. En estas circunstancias pensé que lo que procedía era acabar también con ella, cosa que hice. Pagué desúés a todos los sirvientes sus salarios y los despedí.
Esa misma tarde fui a ver al jefe de la policía , le conté lo que había hecho y le pedí consejo. Hubiera sido doloroso que los acontecimientos saliesen a la luz pública. Mi conducata habría sido censurada por todos y los periódicos la habrían usado en mi contra si en alguna ocasión me hubiese presentado a algún cargo público.  El jefe entendió el peso de mis argumentos, ya que él mismo era también un asesino de larga trayectoria. Tras consultar con el juez que presedía el Tribunal de Jurisdicción Variable, me aconsejó esconder los cadáveres en una de las estanterías de la biblioteca, contratar un buen seguro de hogar y luego dar fuego a la casa. Me puse en ello de inmediato.

En la biblioteca había una estantería que mi padre lo había comprado recientemente a un inventor chiflado y que todavía permanecía vacía. El mueble tenía el tamaño y la forma de uno de esos antiguos roperos que se ponían en los dormitorios cuando aún no había armarios , pero abría todo lo largo como in camisón de señora. Sus puertas eran de cristal. Había amortajado ya a mis padres y estaban lo suficientemente rígidos como para mantenerse en pie, de modos que los metí en la estantería, de la que había sacado las baldas. Cerré la puerta con llave y colgué unas cortinillas sobre las puertas de cristal. El tasador de la compañía de seguros pasó media docena de veces por delante de la estantería sin la más mínima sospecha.
Esa misma noche, después de contratar la póliza, prendí fuego a la casa y huir a través del bosque hacia la ciudad, que estaba a unos tres kilómetros, dónde me las ingenié para ser encontrado justo cuando el espectáculo causado por el fuego estaba en su punto álgido. Con desconsolados gritos de congoja por la suerte que pudiera correr mis padres, me uní a la multitud y llegué con ellos al lugar del incendio dos horas después de haberlo desatado. La ciudad entera se encontraba presente cuándo llegué precipitadamente al lugar. La casa estaba totalmente destruida, pero en unos de los lados del lecho de ascuas encendidas, de pie y como nueva, ¡ allí estaba la estantería!
El fuego había consumido las cortinas, dejando a las vista las puertas de cristal, a través de las cuales la intensa luz encarnada iluminaba el interior. Allí estaba mi querido padre <<igualito a cuando vivía >> , y a su lado su compañera de tristezas y alegrías. No tenían ni un pelo chamuscado, y sus atuendos estaban incólumes. Las heridas que me había visto obligado a infligirles en la cabeza y garganta para la consecución de mis designios eran también perfectamente visibles. La gente permanecía en silencio como si estuvieran en la presencia de un milagro; el espanto y el terror les había dejado sin voz. Yo mismo me sentía profundamente afectado.
Aproximadamente tres años más tarde , cuando los eventos aquí relatados ya habían disipado casi de mi memoria , me acerqué a Nueva York para ayudar a sacar unos bonos falsos del estado . Cierto día, mientras miraba son demasiado interés una tienda de muebles , vi una replica exacta de la famosa estantería .
- La compré por muy poco dinero a un inventor que había abandonado el oficio - me explicó el vendedor -. Según él, es resistente al fuego porque los poros de la madera están rellenos de aluminio potásico a presión y el cristal está hecho de amianto. Dudo que esté hecha a prueba de fuego..., pero se la puedo dejar al precio de una estantería ordinaria.
- No- le dije . Si usted no puede garantizarme que resiste el fuego , no me interesa - y le di los buenos días .
No me la hubiese llevado a ningún precio; aquel mueble me traía a la memoria recuerdos sumamente desagradables. 







1 comentario:

  1. Me gustó mucho el cuento. Una lástima que tenga tántas faltas de ortograía

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