sábado, 27 de septiembre de 2014

"siete veces el sueño" de Luis Arturo Ramos .

"Siete veces el sueño" de Luis Arturo Ramos

Hace unas semanas escribí un ensayo, el cual por desgracia no fue aceptado para una conferecía que se le haría al ho9menajeado, sin embargoles dejo el ensayo que realicé y el cuento del cual se habla.



SIETE VECES EL SUEÑO O SIETE VECES EL OTRO.

El tema “del doble” o también llamado “Doppelgänger” – proveniente del alemán y traducido al español: el que camina a lado o el acompañante de ruta-  , es  un argumento recurrente en varios cuentos y novelas, ejemplos de ello: El doble de Dostoyevsky, El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde de Stevenson , Los elíxires del diablo de Hoffman , El retrato de Dorian Grey de Wilde , Aura de Carlos Fuentes , “La sombra” de Chiristian Andersen , “La mascarada de Howe” de Hawthorne “William Wilson” de Poe , “El Horla” de Maupassant ,  “El vizconde de mediado” de Italo Calvino , “El otro” de Borges , “Lejana” de Julio Cortázar, entre otros no menos reconocidos. Por medio del psicoanálisis, este tema se puede interpretar como la búsqueda de un yo interno, la búsqueda del bien y el mal como los personajes Jekyll y Hyde de Stevenson. Existe también una tendencia por la identificación de uno en un reflejo viviente, de preferencia similar a nosotros. Pero el que sea parecido lo hace al mismo tiempo terrorífico. En la antigua Grecia se tenía la idea de que el universo es una copia invertida de un mundo celestial y por lo tanto somos parte de ese mundo paralelo; así que se creía en la existencia de un doble igual a nosotros.
En el cuento de Luis Arturo Ramos “Siete veces el sueño” encontramos algunos tópicos característicos de la literatura surrealista: el sueño, tiempo y conciencia. Temas que siempre atrapan la atención del lector, y esto logró el hoy homenajeado desde la primera línea del cuento, la cual menciona lo siguiente: “Era la séptima vez y lo mismo, pero todavía no lograba recordar el sueño o la pesadilla”. Por si fuera poco, repetir lo mismo siete veces no es menos aterrador que vivirlo infinitamente, el misterio de no recordarlo es igual de escalofriante. Y así es como lo platea desde un inicio Luis Arturo Ramos, como un hecho atroz.



Más adelante, el narrador nos menciona que al despertar el personaje siente un vacío, una sensación de no existencia, de ser usado y no conforme con ello, el personaje al verse al espejo encuentra moretones, magulladuras, además de mordiscos en los hombros – los cuales tardan en desaparecer- cual marca de violación; además que, tenía un constante nerviosismo y dolor de músculos, características evidentes de una fuerte lucha.
Tal hecho me recuerda a micro-ficción de Coleridge titulada “La prueba”: “Si un hombre atravesara el Paraíso en un sueño y le dieran una flor como prueba de haber estado ahí, y si al despertar encontrara esa flor en su mano… ¿entonces, qué?” o también a la última línea del cuento “La cena” de Alfonso Reyes, dónde el personaje hace mención de encontrar sobre su cabeza hojas y en un ojal de su camisa una florecilla que no cortó. Ante tales sucesos, uno como lector piensa sobre el mundo de los sueños ¿Qué tan lejos puede estar? ¿Acaso el solo hecho de mantener los ojos cerrados, puede transportarnos a un mundo temporal de donde podemos traer alguna cosa,  si es que recordamos hacerlo?
En el libro Siete noches de las conferencias hechas por Jorge Luis Borges hace mención al origen de la palabra pesadilla, las cuales mencionaré a continuación: “En griego la palabra es efialtes: Enaltes es el demonio que inspira la pesadilla. En latín tenemos el incubus. El íncubo es el demonio que oprime al durmiente y le inspira la pesadilla. En alemán tenemos una palabra muy curiosa: Alp, que vendría a significar el elfo y la opresión del elfo, la misma idea de un demonio que inspira la pesadilla.”  
Volviendo al cuento, el personaje que durante siete noches ha tenido la pesadilla repetitiva,  a las once de la noche, inconscientemente  sufre algunos padecimientos extraños, como si un rito iniciara a su alrededor: una pesadez en los parpados, entumecimiento en los miembros y un inesperado repiqueteo en su teléfono. Durante el relato el personaje menciona que teme dormir, el miedo al sueño se apoderó de él, cual hombre qué es poseído por el Horla, ya que este ente poco a poco va manipulando la mente y el cuerpo del sujeto.
Como todo investigador, en busca de la verdad, este hombre también necesita de un consejero que tranquilice sus ideas. Se cita con su mejor amigo en un café. Carlos, su amigo, aparece en el cuento. Un personaje de apariencia pacífica, sonriente y por lo tanto misteriosa; como el atlético Flambeau de la saga del astuto Padre Brown de Chesterton. Carlos es quien logra tranquilizar a su amigo por medio de cierta manipulación psicológica al mencionarle que no recordar un sueño o siete sueños aunque éstos fueran el mismo, puede tener sus ventajas , como si el olvidar algo perturbarte tuviese alguna ventaja .Después de dicho encuentro, ambos se retiran del lugar con destinos diferentes. El narrador, el cual es intradiegético ahora se enfoca en el amigo de nuestro personaje principal. Lo sigue a su casa y nos narra pasajes afectivos entre ambos personajes, recuerdos de Carlos.
Una torrencial lluvia engalana la parte final del cuento. Carlos inicia una especie de ritual; marca en su teléfono unos números muy conocidos para él, son de su amigo. El personaje principal del relato agradece la llamada de su mejor amigo, aunque no fue la primera vez que lo hace, ya que otras siete veces lo había realizado de la misma manera al mencionarle que el no recordar los sueños tiene sus ventajas, asegurándole que para ambos, eso es bueno. Carlos se desnuda y se acuesta en su cama, cual ritual practicado varias veces antes esperando la llegada del sueño donde él y su amigo soñarían lo mismo que soñaron las siete veces anteriores. Carlos maneja a su gusto física y psicológicamente a su amigo, su muñeco de trapo, su utensilio.
Luis Arturo Ramos, deja plasmado en un par de hojas  la duda que se le debe tener a los sueños y la vigilia,  que el no recordar u olvidar  los sueños puede ser por miedo a lo vivido . Decía Freud “Las pesadillas representan deseos reprimidos, pero estos están ocultos, es por ello que nos crean miedo, terror y angustia “ 






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