Relatos de Alfonso Reyes
Las siguientes fábulas al estilo mexicano nos deja no solo una enseñanza sino una carcajada en cada relato.
DEL BESTIARIO MEXICANO
En
el norte de México acostumbran poner a los gallos en lo alto de un
templete, para que no se los coman los coyotes. Desde su mirador, el
gallo va y viene, y mira de reojo al coyote que se va acercando con un
airecillo bondadoso:
—Buenos días, hermano gallo.
—Buenos días, hermano coyote.
—¿Qué haces ahí trepado?
—Ya ves, tomando el sol.
—¿Por qué no bajas un rato a “platicar” conmigo?
—No me atrevo, ¡no vaya a pasarme “alguna cosa”!
—¿Qué
puede sucederte? Si desconfías de mí, acuérdate de que ya el León, el
Rey de la Selva, acaba de dictar una ley ordenando que ningún animal le
haga daño a otro. ¡Anda, baja, no tengas miedo!
—No me atrevo.
—¡Pero si la nueva ley te ampara!
—No creas, hermano: hay cabrones que ni la ley respetan.
-¿Adónde con tanta prisa, hermano chango? ¿Por qué corres así?
-Voy a esconderme, hermano tejón.
-¿Por qué?
-El Rey de la Selva acaba de ordenar que maten a todos los elefantes.
-Sí, ¡pero tú eres mono y no elefante!
-Cierto, pero mientras lo averiguan, me chingan.
(Y siguió corriendo)
El chivo padre va a beber y, al verse reflejado en el charco:
-¡Que presencia de animal!- exclama - ¡Que barbas venerables!¡Que cornamenta más ornamental! ¡Que continente tan respetable y grave! ¡Y todavía pretenden que el León es el Rey de los Animales!...
Un gruñido a su espalda y una voz que dice:
-¿Qué estás ahí murmurando, hermano chivito?
Disimulando su pavor, el chivo replica:
-No hagas caso, hermano leoncito : ya sabes que los cabrones somos muy habladores.
RATONES
Tenía unas bodegas llenas de ratones. Se hizo traer una gata que extinguió la plaga . Un día la gata se comió un merengue , y se desencantó y volvió a ser princesa. La princesa era muy agradable. Pero la casa se llenó de ratones.
LA ELEFANTA
Los elefantes de un circo que llegaban a la ciudad de México se escaparon en la estación y, espantados con los pitos de las locomotoras , se echaron a correr por las calles, enfurecidos , haciendo destrozos. Un pobre señor que salía con su mujer y su niña de alguna comida con amigos y traía su par de copas. Al pasar junto a él , a la elefanta le tiraron de la cola. El animal se volvió , lo levantó con la trompa, lo aplastó en el suelo y lo pisoteó. Me parece todavía más horrible el dolor de la viuda y la hija, porque no pueden ni contar de que murió el pobre hombre. Si dicen:" lo mató una elefanta" , todo el mundo se echa a reír.
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